Rocío Ronchino se fue de su casa el miércoles 15 de junio y su accionar tuvo en vilo a sus padres, sus amigos y a la policía. La joven de 15 años vía Facebook se enamoró de un hombre que vive en Buenos Aires. Ella escapó a su encuentro dejando a sus tres hermanos y a los padres quienes la buscaron de manera desesperada.
La policía investigó las comunicaciones y los contactos que la menor mantuvo con su padre, cuando alertó que se encontraba bien y que no pensaba volver a su casa. El rastres realizado las fuerzas de seguridad arrojó que el teléfono desde el que se comunicó la joven se activó en Buenos Aires pero también puso en evidencia que la línea pertenecía a un teléfono robado. El dato llevó a pensar lo peor para los investigadores.
El viernes la menor se comunicó con sus padres, les informó que lo había pensado y que si le mandaban dinero se volvía esa misma noche. El sábado por la mañana rocío arribó en un colectivo de la empresa Flechabus a Rafaela. Allí fue recibida por sus familiares pero también por personal policial y del Juzgado de esa ciudad ya que la menor tenía pedido de paradero y captura nacional.
Resulta muy difícil acceder a la información de lo sucedido en la tramitación judicial del fin de semana, pero según publica Edición Uno y a pesar que ninguno de los funcionarios se prestó al diálogo, se pudo saber que la menor salió de su hogar, tomó un colectivo y llegó a Retiro donde la esperó la persona que conoció por la red social. Según Rocío el hombre no había cambiado su identidad, solo que en lugar de 18 tenía 20 años y está separado de la mujer con la que tuvo tres nenes. La policía y los médicos no detectaron en los primeros estudios realizados a la menor rastros de violencia.
"Se trató de una picardía que terminó bien, aunque tuvo suerte, en muchos de estos casos las chicas la pasan mal y en no pocas ocasiones no regresan más", manifestó con crudeza a Edición Uno uno de los oficiales de Policía Federal que trabajo en el caso.
Qué la llevó a cambiar de pensamiento y decidir pegar la vuelta es un misterio para quienes manejan la causa, pero uno de los policías que la recibió en Rafaela confió que lo primero que dijo fue "no aguantaba más, me equivoqué, no era lo que esperaba".
Más allá de lo que suceda en la esfera judicial y policial, este caso debe servir para que todos tomemos conciencia del alcance que poseen las nuevas tecnologías y los problemas que pueden presentarse.
Fuente Edición Uno Esperanza.
