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Locales

Una mirada de las elecciones del domingo

Por cuarta vez en la historia desde la restitución de la democracia en Esperanza asoma una fuerza con posibilidades ciertas de derrotar al oficialismo que gobierna, tras una elección de medio término. El PDP no pudo con De Pace ni tampoco Cammisi con el PJ. La única que lo logró fue Ana Meiners cuando cortó 24 años de gobierno radical. Hoy Cambiemos obtuvo 11 puntos de ventaja sobre el partido de gobierno en una elección legislativa.

 

Ninguno reconocerá que piensa en el 2019 pero el interrogante está en el aire. Depende el cristal con el cual se lo mire la elección la perdió Meiners y su equipo o la ganó Cambiemos.

 

Andrea Martínez rompió con dos mitos del círculo político tras este triunfo: ganó las PASO y las generales en un mismo año y siendo a la vez, presidenta del Concejo Municipal, cuestión que ningún presidente candidato había logrado.

 

Tremenda responsabilidad tiene el grupo político de Cambiemos en la ciudad tras estas elecciones para no defraudar a quienes los votaron y mantenerse vivos desde un cargo legislativo.

 

Martínez y Bonvín se potenciaron en la campaña. No fue sólo el triunfo de uno, del otro o el pegarse al sello partidario ganador. Fue un combo entre el contacto directo con la gente, un discurso propositivo, el trabajo en equipo, la joven militancia de franja morada y el respaldo de figuras del gobierno nacional.

 

La fórmula ganadora no respondió las críticas que recibió y copió a Meiners en el estilo de victimización. Fue políticamente infantil y contraproducente para los denunciantes poner en duda la honestidad de la más votada en las PASO. Fue un “regalo” que le hicieron sus adversarios políticos en plena campaña. Ahora esos ediles deben convencer a los empleados del Concejo que no desconfiaron de ellos.

 

El triunfo ayudará a fortalecer el equipo y limar diferencias internas en el frente ganador donde el pro y el radicalismo universitario están aprendiendo a convivir.

 

Derrota de Meiners

 

Puertas afuera del despacho la intendenta mostrará conformismo al renovar las dos bancas que su partido puso en juego, pero, puertas adentro el debate debe ser profundo. Elena no pudo superar los 8 mil votos como sí hizo en su elección del 2013, y quizás algo tuvo que ver el gabinete municipal “relajado” y casi “desinteresado” del ritmo de campaña.

 

Los secretarios de Meiners y la propia intendenta repiten el latiguillo: “nos pusimos a disposición del candidato”; pero Elena recorrió los barrios sólo con los integrantes de su lista y amigos de la vida que se la jugaron por él. No existieron anuncios electorales, ni el segundo plan de accesibilidad fue presentado. Si el partido de gobierno piensa que es sólo responsabilidad del candidato la paliza que sufrió, equivoca el diagnóstico.

 

La gestión del justicialismo muestra los síntomas de 10 años de poder. Perdió la calle y el contacto con las necesidades de la gente. La encargada del área social se aferró a un programa provincial para mostrarse en territorio, pero en su secretaría dejaron a mucha gente sin respuesta y para colmo, en algunas oportunidades, prometieron oro y moro a cambio de acercar socios a una fundación privada. Peligroso.

 

Quince días antes de las elecciones comenzaron a colocar columnas de iluminación en ruta 70 que fueron decididas, anunciadas y gestionadas cuando Albarracín era el hombre fuerte del gobierno y Aldo Vega el Secretario de Servicios Públicos. ¿Ese es el ritmo de gestión de la ciudad líder prometida por Meiners? Al leer esos nombres, ¿se acuerda de los 5 mil lotes?

 

Hay cientos de ejemplo de un desacople de secretarías y de un hartazgo de la gente con determinadas figuras de su equipo. A De Pace le pasó lo mismo y cuando reaccionó ya era tarde.

 

El desentendimiento de la gestión que muestra la intendenta es también causa de la derrota del PJ hoy. En otras palabras, Meiners está a tiempo de dar un golpe de timón o entregará el poder a otro partido político. Para evitarlo, deberá comprender que la derrota no fue sólo de Víctor.

 

El PJ puede elegir a Elena, Gómez, Buffet o Franconi para suceder a Meiners pero nada va a lograr con este ritmo de gestión. La oposición no es responsable de cómo se gastan los más de 500 millones de pesos de presupuesto que el Ejecutivo tiene para administrar sólo este año.

 

El Frente Progresista en ebullición

 

La foto de los cuatro sectores juntos no fue suficiente para mantener el escenario de tercios que se había dado en las primarias y el Frente Progresista perdió estrepitosamente. Por primera vez el radicalismo histórico de la ciudad no ingresa concejal alguno y esto pone, a los que quedan, en amplio debate.

 

Grenón puso la cara pero no es el único responsable. Se podrá decir que estuvo a cuatrocientos votos de lograrlo pero Andrés no pudo reingresar al Concejo Municipal y está claro que el triunfo de ese sector radical en las Paso, espantó a los votantes de los otros sectores hacia Cambiemos.

 

Para colmo el paseo por las urnas se los dio una dirigente que pertenecía al sector: no hay peor astilla que la del mismo palo.

 

Los motivos y la forma de revertirlo surgirá de una discusión a puertas cerradas donde todos acepten errores, despidan a supuestos jefes de campaña que apenas son cadetes y reconozcan que las elecciones se ganan trabajando, militando y escuchando a todos por igual. Hoy la horizontalidad de gestión consolida equipos y no las órdenes fundamentadas en añosos pergaminos.

 

El Frente Progresista tocó fondo en la ciudad. Si los radicales Neo (Fascendinismo) no lo advirtieron, los que deben preocuparse son los radicales de FormaR, el Socialismo, los radicales de MAR y hasta el PDP, juntos o separados necesitan otro golpe de timón para ‘cortar la ola’ y evitar que el barco siga teniendo más capitanes que marineros.

 

Pasó otra elección que no tuvo debate de propuestas y sólo verbos de acción combinados con oportunas fotos en los barrios. La gente dio su opinión y eligió; en esa selección premió, castigó y les recordó a todos que el crédito de confianza cada vez dura menos y que esa promesa política de ‘trabajar para vos’ se debe concretar cada día y no sólo en tiempos electorales. A honrar la palabra porque el 2019 está muy cerca.

 

 

 

José Zenclussen

 

 

 

BALANCE ELECCIONES POLITICA
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