Un niño de dos años estaba jugando en cercanías de un pozo de agua que estaba tapado precariamente con chapas. La madre advirtió que tras moverse algunas de esas chapas el niño cayó al interior del pozo y no dudó en tirarse inmediatamente a su rescate.
Nadie sabía exactamente cuanta agua tenía el pozo y el nivel de profundidad. Minutos después comenzaron los gritos y el intento de rescate en plena desesperación. La madre encontró al niño y ella pudo hacer pié en el interior del viejo aljibe.
Familiares llamaron a los Bomberos Voluntarios que inmediatamente desplegaron el operativo de rescate. El bombero Diego Pelúa fue quien bajó los ocho metros con el sistema de sogas que permitieron llegar al fondo del pozo, rescatar al menor y salir del lugar donde hacía frío y todo estaba muy oscuro.
En el segundo descenso y con la ayuda del grupo de rescate desde el exterior Pelúa pudo subir con la madre rescatada a la superficie. Personal del Servicio de Emergencias 107 realizó las primeras atenciones y trasladó a madre e hijo al hospital SAMCo Esperanza para realizar controles médicos.
La historia se produjo en una vivienda ubicada en Belgrano 5807 de Esperanza, barrio La Orilla, comenzó siendo trágica por un descuido, puso a prueba de fuego el instinto maternal y el amor para terminar con final feliz gracias a la colaboración de todos.
[gallery link="file" columns="5"]
Fotos Captura Play TV