Más de 29 espacios culturales fueron ofrecidos a la comunidad que los recorrió y disfrutó apenas entrada la tarde, algunos se animaron a hacerlo en bicicleta como propusieron desde la organización de esta sexta edición.
La movida cultural integradora por excelencia de la ciudad fue una gran fiesta en su séptima edición. La propuesta fue hacerlo en bicicleta, por ello cada institución se identificó con ese rodado en su ingreso para animar al público a imaginar el recorrido en esos rodados.
Impulsados por la Fundación Ramseyer Dayer y con el auspicio de la UNL y el municipio, museos, escuelas, templos, talleres de arte e históricos edificios fueron invadidos por el público interesado en conocer y vivir una noche distinta.
Se pudo ver familias enteras interesadas por la colección de estampillas en la Sociedad Española, otros de los coros en el templo o en la Sociedad de Canto, la recorrida por los museos de arte, el apoyo a los chicos en el Taller Tramatre, los autos antiguos, los niños jugando frente al Centro Cultural o en la Escuela Normal, los bailes frente al Sol Gym o en el patio criollo de 4 Vidas, los conciertos ofrecidos en la Fundación RD, las muestras en la Asociación Italiana o en la Asociación Suiza, las fotos en Lux Capere, las escuelas como la EET 455, el Colegio San José, el Colegio del Huerto, las facultades, las visitas guiadas a la Basílica o el charlar y disfrutar de una producción interminable con Nidia Althaus.
Todo fue en simultáneo, todo fue emotivo y cargado de novedades para muchos que todavía hoy están sorprendidos por lo que encontraron en cada espacio. Muchos reconociendo lo novedoso de la movida que llegó a su séptima edición y que ya la ciudad la hizo suya.
Fue encuentro, fue palabra, fue emoción. Una propuesta cultural dirigida a personas de todas las edades, a las familias, a los esperancinos, a los visitantes, para disfrutar una visita al interior de la riqueza artística que tenemos y no valoramos, jeraquizando el proceso creativo, desmistificando la obra de arte encerrada en una sala.
Fue un gran impulso al proceso de divulgación del valioso patrimonio cultural- arquitectónico-histórico, partiendo de la premisa, “que no puede amarse lo que no se conoce”, fue un riquísimo trabajo de divulgación y valoración de la identidad cultural local.
Cada institución con su apertura jerarquizó su historia institucional, contribuyendo así a conformar un sólido tejido cultural para todos los ciudadanos y sus visitantes.
¿Dijimos que fue una fiesta? Lo fue y lo disfrutaron los asistentes y los organizadores. Sin protagonismos personales, la ciudad hizo propia una vez más su Noche de los Museos, para seguir creciendo.
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