Luego en el Club Unión llegó la fiesta con amigos, familiares y compañeros de entrenamiento.
Sus tres medallas brillaban como sus ojos y los de cientos de esperancinos que saludaban emocionados el paso de la caravana o aquellos que pudieron abrazarlo y decirle "¡Felicitaciones Campeón!"
[{adj:222266 alignright}]El atleta llegaba a su casa, se reencontraba con su familia y con sus seres queridos, una semana después de haber subido a lo más alto del podio tres veces en los Juegos Mundiales para atletas con Síndrome de Down que se realizó en Alemania.
El tremendo sacrificio de entrenamiento personal, el apoyo de su profesor y amigo Adrián Berrios, el sostén de su familia y el entusiasmo de todos, tuvieron su premio.
Las medallas obtenidas en las disciplinas de suelo, barra fija y salto lucían como su indumentaria de Argentina. Llegó corriendo a su casa, se abrazó con sus seres queridos y subió a la autobomba de Bomberos Voluntarios. El recorrido por las avenidas y la plaza principal fue un gran contagio de alegría.
La llegada al Club Unión fue también un gran momento de emociones, su gente, sus compañeros de entrenamiento y sus elementos de práctica fueron el ámbito de recepción del campeón. Banderas y fotos especialmente preparadas lo esperaban.
Junto a sus padres y su familia se encontraban también el Presidente del Club Daniel Inwinkelried, los concejales Andrea Martínez y Guillermo Bonvín, la Secretaria de Cultura Adriana Robledo y el Director de Deportes Leandro Spies.
Todos compartieron su momento, lo saludaron, lo abrazaron, se fotografiaron y disfrutaron de ese estímulo necesario que reconforta y agranda el corazón. Ese abrazo, esa presencia y esa emoción que muchas veces transforma en mensaje de amor. No hay obstáculos. Si lo puedes soñar, lo puedes hacer.
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