Esta tarde desde las 15:30 en el Centenario Colón recibe a Colón con el arbitraje de Espinoza. Es el derby más parejo ya que ambos ganaron 26 partidos y registraron 30 empates.
(Por Darío Pignatta . El Litoral) - Ahí está “clavado” el historial del clásico más parejo del Mundo Fútbol en esta bendita ciudad de Garay. No se pudieron sacar ventajas en los dos últimos juegos y la puerta quedó abierta. ¿Podrá alguno de los dos quedarse con la hegemonía en la comarca futbolera hasta los finales de abril de este mismo año?. A las 15.30 de un sábado incomparable, comenzará a escribirse la verdad en el Cementerio de los Elefantes, con el mendocino Espinoza como juez.
Otra vez, se repetirá la misma escenografía de los últimos tiempos: se jugará con casi 40.000 almas en el Brigadier López, sólo de público local, con el rojo y negro dominando la escena. Unión irá con once titulares, los suplentes, los auxiliares y no más de 30 dirigentes que serán excluídos en alguna parte del estadio. En abril se verá una película similar, pero con otros colores: rojo y blanco.
El año pasado parecía llegar mejor Unión, pero no pudo con Colón. Ahora, los resultados recientes —Colón goleó a River y Unión perdió con Boca—, además de las respectivas campañas de arranque, inclinan la balanza del favoritismo para el lado de los de Franco. Pero, se sabe, no hay sentido común ni rachas ni momentos antes de un clásico. Pasa en todos lados. Y pasa peor acá por lo visto de lo parejo en el historial, donde está todo igualado: 26 alegrías para cada uno y 30 empates.
El hecho de que los equipos mantengan a los entrenadores de los dos últimos cruces —Franco en Colón y Madelón en Unión— le dieron una cierta calma a la famosa semana previa en Santa Fe. Se conocen los dos, ya se cruzaron, hay respeto mutuo de un campamento al otro. Lo mismo con las dirigencias, como consecuencia del bajo perfil que tienen —hoy por hoy— los dos presidentes de cada institución (un empresario de un lado y un ex juez del otro). A diferencia de otros momentos, no hay frases desubicadas, provocantes ni nada por el estilo.
No hay demasiado que sorprenda en cada uno de los formatos tácticos para esperar el partido. Colón, acaso, tenga un estilo mucho más definido y que está más allá de los nombres. No cambia, a priori, que Silva aparezca por Lagos, porque la idea ofensiva será la misma.
El entrenador sabalero se encierra en sus convicciones: “Pienso así, juego así, vivo así”, afirma. Entonces, cuando le sugirieron “cerrar” el medio después del 4-1 en Avellaneda, salió a cocinar con la misma receta, un accidente llamado lesión derivó en Bastía pero finalmente ganó la pulseada y le hizo cuatro a River antes del clásico.
Más allá de su ocurrencia con el tema Barsottini, Colón sabe a qué juega y cómo juega. Si maneja la pelota de contra y es eficaz, golea. Si se la sacan a la bola y lo golpean primero, sufre (le pasó en Mendoza, contra Rosario Central y en Avellaneda).
Unión es, al menos por ahora, más irregular. Tiene pasajes buenos y muchos baches dentro de los mismos partidos. No se termina de entender del todo, más allá de los resultados, a qué quiere jugar el entrenador. Como si aún en la octava fecha estuviera en la búsqueda de la identidad de juego como equipo.
Alan Ruiz y Claudio Riaño, goleador cada uno en su lado, son las cartas “fuertes”. La casualidad marca que, esta vez, los dos arqueros —Broun en Colón y Nereo en Unión— son los capitanes.
Una vez más, la ciudad se paraliza. Como siempre que juegan al fútbol sus hijos preferidos. Se palpita la edición 83 del derby más parejo del mundo entero: ¿romperán la “parda” sabaleros y tatengues esta vez?
Fuente El Litoral