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Deportes

En Santa Fe Argentina no pudo ganar

SANTA FE.- Renovar los votos de confianza a jugadores que casi nunca se entendieron en el debut fue la estrategia para reconstruir la hoja de ruta de la Argentina en la Copa América. La exigencia de dar un paso firme ante Colombia, un rival de piezas maduras y otras en experimentación, derivó en otra falsa actuación, que dejó como lectura que el equipo es un nudo. El empate 0 a 0 desnudó que la selección está lejos de entusiasmar y que el libreto necesita ser revisado. Las atajadas de Romero fueron el sostén para atesorar una frágil ilusión.

 

Empezó con paciencia y control la Argentina. Hizo circular la pelota, y aunque el dominio se ejecutó lejos del arco colombiano podía pensarse que la lección estaba aprendida, después de la flojera del debut con Bolivia. Pero las ideas en un equipo que está supuestamente diseñado para ser pensante en un juego de toque y elaboración se fueron descontrolando y las muecas de disgusto asomaron como en la presentación. A medida que el rival ajustó sus movimientos para quitar espacios, la impotencia y la incomodidad aumentaron. El conjunto fallaba, las individualidades no desequilibraban, y el efecto contagio del público dejó de ser un plus para convertirse en una pesada carga. Ese pasaje de incertidumbre lo captó con astucia Colombia, que no se apartó de su libreto, ese que dictó sin secretos Bolillo Gómez. Resistir lejos de la valla de Martínez y ser punzante mediante la velocidad de los volantes externos era la receta que había ensayado meticulosamente durante los días de preparación.

 

 

 

La Argentina no se sintió cómoda en el primer tiempo. El traslado era forzado, con demasiadas imprecisiones. Poca sorpresa y escasas asociaciones fueron desmoronando el andamiaje. Se pretendió imponer ritmo, pero faltaba fluidez. Todo resultaba muy confuso. Un remate desviado de Banega y otro de Cambiasso, después de un rápido lateral de Tevez, fueron las formas desprolijas para poner en aprietos a Martínez, que respondió con solvencia. Enfrente, Colombia aguardó agazapada para lastimar. Mascherano quedó desairado ante Guarín; la pelota fue de derecha a izquierda y Ramos, por el centro, elevó el disparo, después de una asistencia de Moreno. Fue una advertencia de los cafeteros, que fueron por más ante las dudas de la Argentina. Milito, de muy flojo desempeño, dejó corto un balón; Ramos a pura potencia eludió a Romero y Burdisso le cometió un claro penal que el brasileño Fagundes ignoró. Moreno siguió la acción y con el arco libre increíblemente falló.

 

Así, todo, como siempre, quedó reducido a lo que podía provocar Messi, porque Tevez y Lavezzi se enredaban en la jugada personal. Leo filtró un pase, pero Martínez ahogó al atacante de Napoli. Fue lo mejor del primer tiempo, además de lo que generó la ofensiva final colombiana, que con Falcao y Moreno hizo lucir a Romero.

 

 

 

Cambió figuritas Batista con los ingresos de Gago y de Agüero, el atacante que le dio oxígeno con el gol frente a Bolivia y que parecía haberse ganado una plaza en el equipo. No resultó una solución acertada para maquillar las dificultades, que a esta altura ya son demasiado profundas. En las tribunas, la gente se sentía defraudada y nerviosa. El equipo atacó sin imaginación, apelando a arrestos individuales. Una fórmula que está muy alejada de la que proyecta con sus contradictorias declaraciones el técnico Batista. La búsqueda atropellada se intensificó en el final, aunque el empate reveló que el equipo sigue mareado.

 

 

 

Por Alberto Cantore

Enviado especial - La Nación -

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