En el vértigo de la Fórmula 1, donde las oportunidades suelen pasar a más de 300 kilómetros por hora, Franco Colapinto detuvo el reloj.
A los 21 años, el piloto de Pilar dará el salto que tanto soñó y que tanto soñamos. Alpine anunció que Colapinto correrá las próximas cinco fechas del calendario, en un movimiento audaz decidido por Flavio Briatore, el experimentado y controvertido director del equipo.
El calendario que le espera a Franco no es sencillo. Enfrentará cinco circuitos icónicos, verdaderos coliseos del automovilismo mundial:
— Imola (Gran Premio de Emilia-Romaña), donde la historia pesa y cada curva susurra nombres inmortales;
— Mónaco, la joya urbana donde la precisión se mide en milímetros y la concentración es total durante 78 vueltas entre muros de leyenda;
— Montmeló (Gran Premio de España), un trazado técnico donde los equipos prueban su temple aerodinámico;
— Red Bull Ring (Gran Premio de Austria), con sus frenadas fuertes y aceleraciones a fondo, un circuito que premia a los valientes;
— Silverstone, la cuna de la F1, un templo británico donde el viento, la velocidad y la pasión forman parte de un mismo lenguaje.
Flavio Briatore, que volvió a Alpine con la misma astucia que lo llevó a consagrarse con Benetton y Renault, movió las piezas. Vio en Colapinto algo que no se compra: actitud, inteligencia en carrera y madurez fuera de ella. El argentino, que viene destacándose en la Fórmula 2 y dejó huella en las categorías menores europeas, ahora tendrá el volante de un Fórmula 1 con la escudería francesa.
¿Qué significa esto?
No es solo una prueba. Es una vidriera. Cinco carreras para mostrar que Franco puede ser el piloto que Alpine necesita para reconstruir un proyecto que busca volver a las primeras planas. Cinco domingos donde, con la bandera argentina cosida en el corazón, Franco podrá inspirar a una generación que quiere volver a escuchar el himno en lo más alto del podio.
Briatore apuesta fuerte. Colapinto también. Y en cada rincón de la Argentina, desde un taller en Pilar hasta los clubes de karting en Mar del Plata, la ilusión está encendida.
Que ruja el motor. La hora de Franco es ahora.