Desde el viernes la peligrosa situación se observa en el frente de uno de los edificios históricos de la ciudad de Esperanza. No fue retirado, reparado, ni se colocó cerco alguno para evitar que la gente pase por debajo ante el riesgo de daño.
Por momentos el abandono y el dejar hacer frente a la cosa pública de la gestión Meiners es sorprendente. Quizás este pequeño (y peligroso) detalle ilustre el funcionamiento de la máquinaria del estado.
Desde el viernes pende de un cable un reflector del sistema de iluminación de la fachada del histórico edificio municipal. Llegaron los vientos del fin de semana y el peligro aumentó; sin embargo no se registraron hasta el lunes a las 20, trabajos que impliquen reparar el mismo ni trabajar en superficie para evitar otros riesgos.
El viernes, el sábado, el domingo y el lunes cientos de personas pasaron por el lugar. Quizás muy pocos advirtieron de la situación pero el riesgo siguió latente, sin embargo no significó una acción de emergencia para evitar que niños o adultos puedan sufrir daño.
Ahora que la novedad trasciende en un medio quizás la intendente levante la voz y ordene arreglarlo. Si se sabía desde el viernes, ¿es necesario esperar la denuncia pública para accionar? En estas pequeñas respuestas está también el respeto al prójimo, no sólo en reclamar justicia en el pago de la tasa.
j.z.
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